¡Detente!
Grite para que escucharas los disparos de mi voz.
¡Detente!
Pedí mientras corre en mi sangre dolores desesperados.
¡Detente!
Que es tarde aun y no termina de escampar las tormentas
de mis ojos.
¡Detente!
Ven y recuéstate cerca de mi lecho y déjame cobijarte
que el frio arrecia despoblando los sentidos.
¡Detente!
Que más da si mañana al despertar me encuentre
un vacío de pétalos deshojados y tu ausencia.
¡Detente!
Y quédate esta noche lluviosa
que al amparo de tu calor sabré bien perder.
¡Detente!
Mientras te arropo con mis brazos
para acallar con mis dedos tus labios insipientes
y detener el temor de tu verdad.
¡Detente!
Y quédate esta noche…y mientras duerma
vete sin decirme adiós.