Tierra árida,
Y un sol que pesa en mi cabeza.
Sombra de árboles muertos,
Que tiñen mi piel como cebra.
Carroñeros sobre el cielo y yo como;
Carnada.
Un reloj gigante olvidado en la tierra,
Donde precisa mis pies,
Y En el silencio retumba;
Clock, clock...
Señuelo a mi desesperación,
De tener poco tiempo,
Poca fe para mi precisión,
De poder lograr mis sueños.
Con este rojo eterno de la puesta de sol.