Te amé con un amor sin medida y sin fin,
Te hice un altar en mi noble corazón,
Por ti recobré la juventud prematuramente ida
Fuiste la razón de mis contadas alegrías
El fuego que ardió encendiendo la pasión,
Las sombras de mis noches
Se fueron despejando,
Y la luz del sol me iluminó toda,
La luna, alegre compañera de mis noches
Y destellantes estrellas
Que jamás me dejaron sola.
Viví por ti deslumbrante fantasía,
Cifré los días de mi vida en tu cariño
Recobré la vista ciega,
Y anduve alegremente por largos caminos.
La tristeza de mis ojos se ausentó
Y el rictus de amargura de mi frente disipé,
Mi piel su lozanía recobró
Y así, tanta dicha que sentí
Sigue siendo un enigma,
Porque yo,
Las razones no las entendí,
Tanto, te amé,
Que al perderte morir creía
Más la vida me enseñó
Que el amor se renueva en nuestro ser
Una y otra vez, día a día.