La luz que de tus pies sube a tu cabellera,
la turgencia que envuelve tu forma delicada,
no es de nácar marino, nunca de plata fría:
eres de pan, de pan amado por el fuego.
Pablo Neruda
Es una vicisitud escribirle a tus pies
que sostienen tus piernas y tu cuerpo
(que pequeño momento es decir lo que pienso)
Porque tus pies son alma y aliento…,
el viento se pasea como una sombra
iluso, transparente, soñoliento,
descansa sobre tus rodillas y tu sexo
¡este viento tenaz! Que sólo es viento.
Podría ser la añoranza que me invade
¡cuándo escribo a tus pies! Que no son míos
o el simple hecho de oprimirme lento
al mirar la belleza de tus piernas
-y apaciguar mi sed con sólo verlas-
Yo no sé si es ofensa el explayarme
(pero quiero pecar) aunque no pueda
…¡y morder desde el muslo hasta tus pies
arrancando el deseo que esta a mi vera…!