doce sacos de cal sobre la arena,
sobre tierra baldía, sobre todo,
sobre una sombra negra,
enterrarán recuerdos de un juzgado,
el numero ocho pues, y es de vigo.
doce sacos de cal en primavera,
un paseo en el mar, una galerna,
del cantabrico vino un tal mal dia,
que cinco sacos de cal la cubrirían.
malos vientos les lleven los mas lejos
de este puerto tranquilo y caracolas
ensordezcan su grito a lontananza,
malas pestes de piel, calizas calzas
aplasten sus mentiras en la arena,
entierren y diluyan ya sus carnes,
y sus siestas.