Toda la belleza está encarnada en tí;
me asombré con tus ojos claros
y disfrute de tu sonrisa desde que la ví.
Escucho muy especial mi nombre en tu boca;
oír tus labios decirme algo
es elevarme hasta que Dios me toca.
Tu cara le agrada al recuerdo constante;
más aún bastando tal dulzura
percibo tus pensamientos de igual semblante.
Cualquier pretexto buscaré para acercarme;
pues de esa luz linda que conocí
se reflejo lo que mejor podía pasarme.