Las golondrinas se visten
con el frac de sus ancestros
y celebran y festejan
con un vals este momento.
Esta tarde solitaria,
con mi café y mi cuaderno,
es un cuadro permanente
en mi privado museo.
Y los recuerdos afloran
y el corazón reverdece
y mi pluma, lanza en ristre,
escribe versos que siente
y que nacen en mi tinta,
que esta tarde está caliente
con el calor del deseo,
en esta espera indulgente.
No es nada fácil soñarte
porque tú ya estás presente,
con un café entre tus manos,
con tus labios sonrientes
que endulzan estos silencios
de nuestras almas y mentes.
El viento reza oraciones
con susurro de campanas,
que suenan en las iglesias
de las aldeas cercanas.
Mágica tarde de Mayo
la que viven nuestras almas…
dos distancias que se acercan
y que se rifan miradas,
que se entretienen jugando
con caricias y palabras
y con versos que se estrofan
en una dulce sonata.
Sólo falta que los ángeles
desciendan con su rondalla
de arpas y de ukeleles,
de trompetas y guitarras
y se unan a este coro
de sentimientos, que hablan.
Somos dos gotas de agua
que caen en la misma charca,
que se buscan y se encuentran
y se funden alocadas
en esta tarde de Mayo
a pesar de la distancia.
Tarde de amor… no es un sueño,
pues estás a mí abrazada.
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