Suave caricia de rosa
que ha dejado perfumado el sendero
Con aroma dulce
Con sabor a cielo
Suave el cantar de tu risa,
que corrompe la quietud del silencio
Con la melodía de los ángeles
Con la melodía de mis sueños
Suaves son tus soles
que brillan incesantes y vivaces
En la oscuridad de mis noches
y en los tristes días de invierno
Suaves son los rubíes,
que han dejado tu cálido aliento
marcado por todo mi cuerpo
Como la huella imborrable
de mis pensamientos
Y es que suaves
fueron los días,
en los que tú te
presentaste a mi vida
Suave,
siempre suave fuiste tú