a Miguel C. Rosales
Poeta rural en calles de Santa Marìa la Riviera:
Paseas tu orgullo por el parque y
te admiras de sus calles ruidosas
para hormigas de cobre;
del Kiosco convertible y viajero,
de los besos enteros públicos y caderas mulatas de mambo,
de los pies mestizos semejantes a uvas negras
en sandalias de mimbre,
del alcohol a toda vena y crack mòdico,
de ti, inmerso en una soledad
de conjunto urbano,
disipado como tu cabello impertinente;
de los pájaros enmudecidos
y las flores que mutan,
de la inercia que lleva a ningún lado,
de la histeria colectiva ruinas de su arquetipo
(bendita hiosteria colectiva).
Poeta cara de luna,
De amigos – enemigos,
De enemigos piadosos,
de camisa de fuerza, con flores hawaianas,
caminante sobre Zapatos de chicle;
De amigas grubies que nadie ha visto;
Animal de noche insuficiente,
Compadre de cualquier mano con vino,
De cualquier lance, de cualquier apuesta.
Poeta rural, ojos de hamaca:
Me gusta el aura que le das a la ciudad de Mèxico
Cuando te asustas de los palacios,
De la historia en carne y hueso,
de la sombra que abandonò el sol
una noche triste y se hizo piel de pavimento,
de los mil panes y sus nombres tercos,
de los tacos de kilo en salsa sangre de dragón,
de los albures que parecen odas,
de Sullivan y sus niñas vestidas de turbulencia
formadas para el desuello de vistazos
y exámenes orales;
de la lujuriosa luz que mata los hastíos
y los revive con asfixia,
del tumulto de gente pobre,
dispuesta a tapar su condición
con oro de cadalso en el cuello,
maquillaje de televisa en la barbarie
y circo dominguero en los bosques del chapulín .
Becario ilusionista:
Me gusta el aura que le das a la ciudad de Mèxico
Cuando te espantas.
Dijiste que un amigo es aquel que
te presta cien pesos si estas en apuros,
que tu novia tiene cara de billete de cincuenta
y que tú y yo somos brothers:
toma mi poema de cien pesos
Agrégame a tu Facebook y
No te acerques a los merolicos.
Henry V 14 mayo 11