Era mi infancia segura
la estación de mis días felices
inocencia, nobleza pura
tierna existencia de matices
pintada, con azul de cielo
con luz de sol veraniego
iluminada, y cubierto el suelo
con hojas de ocaso por pliego
Y yo sentado en la rivera
del río contando nubes
mientras se iba la primavera
arrastrándose por los campos
entre prados y abedules
con mi risa y la de otros tantos