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Esa pequeña mujer que se hizo mi dama.
Este hombre que se volvió su caballero.
Esta vida que nos ha munido de mañanas
entre deseos nuevos de eternos forasteros.
Una ilusión de cada día sembrando ganas.
Un te quiero envuelto en risas por dulzura.
La espalda erguida manteniendo esperanza.
La fe de entendernos amantes sin cordura.
Desastres de celos protegiendo tu geografía,
avatares amorosos tocando en nuestra vida,
entre fomentos propios para incitar valentía
frente al improperio de enfrentar su rebeldía.
Explosión de palabras que celebran unión.
Emociones que enamoran por templanza.
Sensación de ausencia cubierta con pasión
siéndome tan real hecha amor por tu danza.
Mas que el afecto de ser amores de un amor,
años de larga compañía sin nada por querer,
reclutando tras militar ambos solo lo mejor,
amando desde el amanecer hasta el atardecer.
Vito Angeli