El Hombre de la Rosa

ANSIA Y SOLEDAD GITANA

 Entre espigas raspinegras

La voz del campo les dice,

Que la luz del sol se oculta,

Entre las sombras y grises

De un ocaso que se apaga.

Están los mojes sobrados

Las cazuelas bien pulidas,

El mal comer en la siesta,

El humo en la brasa brilla,

El hambre llega soplando.

Escucha la ley del hombre

Rimando gestos de ejidos,

Brotan cuentos y leyendas

Que depravan la inocencia

De una caterva de astrados.

La alojada entre alumbraos

Al compas de las candelas,

Que reflejan los lamentos

Del cante y de la candela,

Que huele la yerbabuena.

En cuando elevo los ojos

Hacía la extensa planicie

Los olores de los campos

Se tornan buenas raíces

Con respiro bien ganado.

Con las mulas y los carros

Narras al aire y al campo,

Sentido de amor al cante

Sin saber llegan cantando

Con harturas de flamenco.

Qué sabor roza tu hambre

Cuando la boca está seca,

Sin pan, sin trigo, ni agua

Las ganas llorando penas

Entre lamentos del agua.

Cantando se llena de aire

El vientre de los gitanos,

Hay apaños de matojos,

O lo que pueda aliviarlos

Cantando por peteneras.

El hambre hay que cuidar

La sacas del vientre seco,

Bocas de hambre amaras

Será otro día mi hermano

No nos queda ya más pan.

 

Autor:

Críspulo Cortés Cortés

El Hombre de la Rosa

15 de mayo del 2011