Soy el ruiseñor que llora
con el canto de las aves,
con el murmullo que añora
aquellos momentos suaves.
Tiempos que alzaron su vuelo
en soledad y flaqueza,
los que partieron sin prisa
y levantaron mi anhelo.
Rotas esperanzas mías
de que los tiempos regresen.
Cuando se vive funesto
no hay asomo de alegrías.
Cuando se siente la ausencia
surge el vacío del verso,
es el silencio el que calla
en el alma la tristeza
y en el trinar su crudeza.