MADRE MIA:
Eres flor de margarita,
con la gracia y el encanto;
de no estar marchita,
después de un largo quebranto.
MADRE MIA:
Eres bello y radiante lucero,
que a pesar de un gran fracaso;
nunca tuviste pasos ligeros,
bajo la tentación, del pérfido mundo con sus lazos.
MADRE MIA:
Dulce fuente de cristal,
vertiente de largos amores,
corrige mis pasos, cuando van al mal;
y consuélame en mis dolores.
MADRE MIA:
Pedazo del corazón,
nunca has querido verme sufrir;
son tus palabras la pura razón,
que tu le brindas a mi existir.
MADRE MIA:
Dulce fuente de inspiración,
solo acierto a hacer poesía
al no poder hacer canción,
todo lo que mis manos escribiría.