Para que tú me veas,
Secaré las lágrimas
De mis ojos enrojecidos,
Y te veré entre nubes blancas.
Sonriéndome y mirándome,
Con tu carita de ángel,
Si es tu deseo,
Serenaré mi alma,
Y vendrás a verme.
Me abrazarás como viento,
Tus labios rozarán los míos,
Como lluvia,
Y beberé de tu boca agua de primavera.
Ya no habrá ni tristeza ni lágrimas,
Solo amor en nuestras almas.
Para mi esposa amada, María del Camino.