"Bajo la mirada del juez implacable/ y entre un silencio absoluto,/ me he confesado culpable/ de amarte cada minuto".
A nadie he de culpar por faltas que cometí,
Nadie es culpable de que ella me gustara así,
Ni de que creyera cuanta cosa le dije yo…
Fui quien se colgó de todos sus sueños,
Le aseguré que ambos seríamos dueños
De un amor que para ambos se creó.
La miré con deseo desde que la conocí,
Su novio desde hace años era para mí
Lo más parecido a un muy buen amigo.
Mi sonrisa llegó a iluminar su vida,
Tanto que al poco tiempo la vi perdida
En abrazos secretos y eternos conmigo.
Es verdad que el pecado es de los dos,
Pero juro que fue el sonido de mi voz
Lo que empezó a crear en ella el encanto.
Hasta la noche aquella en que la hice mía,
Es sólo mi culpa que desde ese mismo día
A pesar de mi amigo, ella me amara tanto.
La traición entonces se nos hizo presente
Cuando ambos ya teníamos en la mente
Estar muy juntos a como diera lugar…
No había moral, no había remordimientos,
Sólo había lugar para nuestros pensamientos
Y ya nada más nos podía importar.
Ella mientras me besaba no pensaba en él,
Yo asumí mi rol de traidor y ella de infiel
Y ambos ardimos en esa pasión prohibida
Y pese a cómo nos pueda juzgar la gente,
Ahora ni yo pretendo declararme inocente
Ni creo para nada que ella esté arrepentida.
Es verdad, muchas veces lo hicimos,
Fueron tantos los besos que nos dimos
Que no podríamos decir cuántos fueron.
Los abrazos y los sudores compartidos,
Fueron testigos de cuando los sentidos
Por ir tras el deseo se perdieron.
No tengo excusa para que me defiendan,
Tan sólo aspiro a que al menos entiendan
Que estas son cosas que sí suceden…
Hombre y mujer, no importa cómo se llamen,
Si está en su destino que ambos se amen,
No habrá modo de evitar que se enreden.
Se acaba lo que era una gran amistad,
Yo asumo toda esta responsabilidad,
No tengo problemas para aceptarla…
Pero pido que dejen ya de señalarme,
Pues eso no hará que ella deje de desearme
Y por nada lograrán que deje de amarla.