MARÍA DEL MAR

PEQUEÑECES

 

 

Soy el chirriar de los goznes  

de tu vieja cancela

que te da las “buenas noches”,

al oírte llegar.

 

Desconchada partícula

en el pomo de tu puerta,

deseando que tu mano

me roce al entrar.

 

Punta de astilla

de tu cansado perchero,

en la que siempre te enganchas

al ir tu abrigo a colgar.

 

Gota impertinente

de vino en tu mantel,

resistiéndose al tiempo

para contigo cenar.

 

Mota indisoluble

en la esquina de tu espejo,

observando sigilosa

tu cuerpo al desnudar.

 

Puntada descosida

de tu camisón de seda,

esperando nerviosa

tu piel al pasar.

 

Cuenta partida de tu rosario de perlas

que aguarda impaciente

en el “Quinto Misterio”,

el acabar de tus rezos

para volverme a besar…

 

Soy todo. Sin ser apenas nada.

Loco átomo enamorado

en el aura de tu casa

que vago lentamente

y lloro entre el día...

Porque tú no estás.

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