Soy el chirriar de los goznes
de tu vieja cancela
que te da las “buenas noches”,
al oírte llegar.
Desconchada partícula
en el pomo de tu puerta,
deseando que tu mano
me roce al entrar.
Punta de astilla
de tu cansado perchero,
en la que siempre te enganchas
al ir tu abrigo a colgar.
Gota impertinente
de vino en tu mantel,
resistiéndose al tiempo
para contigo cenar.
Mota indisoluble
en la esquina de tu espejo,
observando sigilosa
tu cuerpo al desnudar.
Puntada descosida
de tu camisón de seda,
esperando nerviosa
tu piel al pasar.
Cuenta partida de tu rosario de perlas
que aguarda impaciente
en el “Quinto Misterio”,
el acabar de tus rezos
para volverme a besar…
Soy todo. Sin ser apenas nada.
Loco átomo enamorado
en el aura de tu casa
que vago lentamente
y lloro entre el día...
Porque tú no estás.
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