Y nos veremos las caras otra vez,
no serán necesarias nuestras clemencias
...sabemos muy bien jugar con fuego…
Nos atizan viento y agua,
callemos entonces
a escuchar nuestros murmullos:
que el silabeo monótono sea nuestro credo,
que este fuego que baila un son para dos
nos guie a lo más profundo,
sea pues ésta otra luna más,
sea pues el silencio nuestro amigo más querido
sea pues este nuestro rito más profano, el que no perdona
ni sabe olvidar.