Mírala allí sentada, contempla la dama
Que con suaves movimientos te cautiva
Que con dulce mirar tus ojos reclama
Belleza sin par, celestial divinidad
De corazón dorado como el sol brilla
Enamorando la serenidad
Todos cortejarla pretenden siempre
Y hacerse acreedores de su mirada
Encantadora como lluvia en diciembre
Mas la bella doncella no otorga
El tan valioso premio en belleza cautivo
Porque el destino así lo forja
Enamora a miles, mas amor nunca tendrá
La más dulce belleza, con corazón de oro
Por tenerlo de metal, este nunca palpitará