Te vi como una vez más
A la luz del ventanal
Largo y enjuto
Al ver el día pasar.
Tus ojos miraban el vacio
Esperando que llegara
Lo que equivocadamente deseabas.
¿Como decirlo?... ¿Cómo expresarlo?
Si, era un hombre
Alto, fornido y maldito.
Pero el dolor no es ciego
Y le enloquece sentir
Las lagrimas ardientes
En el ocaso de un alma gentil.
Recuerdo su evanescente
Arraigo al amar
Y aun sabiéndolo tú
Hiciste caso omiso a la verdad que gritaba.
Tenías un peso en el pecho
Como una roca aplastante y mortal
Jugaba con tu sensible vida
y con tu ya efímero corazón.
El dolor acumulado
Por largos años de eternidad
Iba muriendo
Así como el ocaso en el mar.
Grabadas a fuego en mi memoria
Aun puedo observar
La agonía de tu anciana cara
Tu dolorosa partida.
Pero no se corto el hilo dorado
De tu vivir ese día
Esa gélida mañana de invierno
Tu corazón volvió a palpitar.
Y ahora en la soledad
De diez años de eternidad
Aun estas aquí
Luchando a mi lado
Contra el fastuoso tormento
Que alguna vez nos abatió a las dos.
Otra vez librando la batalla
Pero esta vez
Con un cálido amor:
El amor a la vida
Que te tiene con un pie aquí…
…y en la lejanía
Veo la escalofriante muerte
Que clama por ti.