Quiero acabar con este silencio incomodo que produce el temor a las consecuencias de revelarse contra la cima de la montaña,
el horror de descontinuar el frágil equilibrio entre el bien y el mal, el cielo y el infierno.
Yo solo soy un objeto que se mantiene inerte mientras la vida me abofetea por todo lo que no he hecho.
Lamento que hasta hoy sea así, ya no me importa la vida que llevo,
no me importa lo que pase,
no me importa lo que digan,
no pienso abandonarme al olvido,
no,
por los momentos no,
no hasta que me libere de mi mismo,
de mi vida,
de la muerte que acompaña al sufrimiento,
al fatal desenlace que conlleva ser diferente,
pensar como si el mundo no te rechazara.