Desvanece la piel en la más pura de las oscuridades
los dos viajeros en las profundidades
del silencio
La lluvia de sonrisas dilatadas
lluvia mística
les lleva a abrazarse eternamente
Eva no sale de las costillas
tejida de los dedos de Adán
le evoca y no es en apariencia
Adán no había conocido el amor
hasta la noche del dolor de su abdomen
buscando la lluvia del sol
Eva y Adán