Geovani

Dias y horas.

 

Días y horas interminables pasan,

El sol ya no esplende,

La penumbra renueva y crece,

El frío con su mano pasa.

 

Entre las lúgubres enramadas,

Que el alma funesta rodea,

Seducen y arrebatan,

Con sobrias caricias encantan.

 

Tus lánguidas caricias,

Frías y marchitas,

Blancas llenas de nostalgia,

Entre las hojas secas que charlan.

 

En la eterna y sola sombra,

Solo quedan oscuros misterios,

Que quedaron de la tarde moribunda,

En una soledad, la más profunda.

 

La soledad sin titubear avanza,

Me cubre con su temible manto,

Ya no quedan vivas esperanzas,

Ya murió aquel bello encanto.

 

“Las esperanzas medrosas, eres causa de las marchitas rosas que te regalé cuando revoloteaban las mariposas.”