Aquí murieron mis noches,
aquí nacieron mis días
y por eso yo regreso
a este lugar cada día.
Mis noches tan sólo fueron
un puente, una fantasía
para acortar las distancias
entre la tarde y el día.
Ahora son dulces, calladas,
con la luz de la alegría,
con sueños reparadores,
que llenan mi alma de vida.
Aquí he encontrado mis versos,
que el viento los ha arrastrado
a mis pies, junto a la orilla
de este río que me llama,
de este río que me incita,
de este río que provoca
que escriba mis poesías.
Aquí yo diseño encuentros
y me ensueño con mis citas.
Aquí te pido y te grito
sobre estas aguas benditas,
que son pila bautismal
de mi alma fugitiva,
que vengas pronto a mi lado,
que sin ti no sé qué haría,
que mis noches son tus noches
y yo quiero compartirlas
con el sabor que mis besos
arrancan a tus caricias.
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