Acto I
Una película fustiga al cordón... La degradación de ser empedrado.
El sol resplandece a estas horas, la hora temprana.
Un único sobreviviente a este rasguño de boceto, un farol desgarbado con sus vidrios sanos.
Desde este puesto de mira, el murallón al sur del sol, tiene los musgos del tiempo en el tiempo.
De frente, una prolongada vena de adoquines aguarda ser transitada.
Un coche, pasa raudamente por el empedrado generando una ventisca, vuelan los estropeados manteles....desnudando las mesas pardas castañas...unas marcas se dejan ver en ellas...el tiempo... Observo fascinado esta escena, las copas vacías giran en U por los aires viciados de ocres
Las sillas, libres de huéspedes, estáticas, espían por sobre la impía vereda, a la mañana y sus ocurrencias.
La torre Eiffel como marco exponencial le da un toque de enajenación a este evento.
Las rosas rosas florecen en pleno movimiento reticular...
Acto II
Un mensaje tallado en una esquina de la mesa, me llamó la atención, lo leí para mis adentro “Cuando ella me dejó, aprendí a sobrevivir como un clavel del aire en cualquier cable aéreo” esta frase me recordó momentos en que mis alucinaciones recurrentes juegan al gato y al ratón.
Con amabilidad parca que me representa, llamé al mozo con un ademán sutilmente virulento, tomé asiento, sobre una dócil silla de madera con detalles de esterillas, encendidas de naranjas.
Esperé ser atendido, abandonándome en descifrar este enigma.
Los días, muestran sus caprichos; consecutivamente rondamos la misma casa.
Deseaba saber de donde provenían estas mesas, si eran antiguas en la casa o de que época provenían estos mensajes, previniéndome de no hacer notar mi interrogatorio.
El mesero, un tipo de mediana estatura, ni robusto, ni delgado, con sus ojos abiertos y sus labios modestos, esos que con los años obtienen los hombres sabios... me preguntó: - que desea tomar?... un café en jarrita por favor, contesté.
Seguidamente le dije las siguientes palabras- discúlpeme desde cuándo trabaja usted aquí..., - con azúcar o edulcorante... respondió éste rápidamente sin dejarme terminar mi interpelación.
Ninguna de las opciones van conmigo...amargo lo bebo gracias....
Me quedé turbado, con un brazo entumecido de refregarme la cabeza ante tanta disciplina a no contestarme.
Siete minutos más tarde, trajo el café con un exiguo vaso de soda escarlata.
Soy de saborear el primer sorbo, deleitarme unos instantes, luego enjuagarme la boca con soda y repetir este proceso.
Pensé, tal vez mañana cruce la línea del ecuador...
Seré fiscalizador de contrastes, deseaba saber de estas marcas sublineales.
Bebí el resto de mi brebaje apresuradamente, pagué dejando propina y mis iniciales M.A.L. en la mesa.
Acto III
Que más decir, el hoy, se inventaba desde un turbulento e insensible día de Mayo.
Había decidido cruzar la línea del ecuador...Difícil de lograrlo desde una mesa de bar, escuchando diagramas de sonidos de azoteas bizarras, el televisor punto neurálgico de ese recinto disparaba imágenes sin eco, cada tanto se escuchaban exclamaciones por alguna crónica que nada tenían que ver con sus vidas reales.
Había decidido cruzar la línea del ecuador, montado en un delfín cromado...
La mesa donde me senté, estaba coloreada, otra más.
Sobre una esquina de esta decía... “El Almuerzo de los remeros (Renoir).”...
A mi cabeza, se vinieron los demonios del silencio, testimoniando que Angèle gesticulaba sus plegarias sin sacarle los ojos al perro de su inseparable amiga. Ella, bebía de su delicada copa el aire del Chatou...
El crujir de hojas, dedos en diarios ajenos, detuvieron un momento mi viaje.
El mozo se aproximó, trajo consigo el aroma a espresso, dejó sobre la teñida tarima un pocillo limpio, humeante. Demás está decirles que se había demorado lo suficiente como para hacerme notar que no era un cliente habitual y me preguntó con voz socarrona - azúcar o edulcorante? -Nada, así esta bien, estoy bien así, sin sus gracias, gracias, contesté urbanamente irónico.
Entre mis anotaciones y mi birome mordisqueada en mis tiempos de incertidumbre vi como el mozo espontáneamente se acercaba aventurando a reprocharme algo... lo noté en su cara; soy desmedido observando gente. Reparé en el movimiento de sus gestos cosa que ejercité en mis calles y antes de empezar a hablarme sus ojos se le pusieron tiesos, traslúcidos, intentaba solo intentaba, tartamudeaba palabras, vocales y pequeñas mariposas...
Dicroísmo circular, elipses de radiación electromagnética afloraron de su boca.
Inentendibles advertencias surgieron de sus labios lo único que entendí fue por que volviste?...cuando iba a decir un nombre... el nombre ...brotaron consonantes , soles, lunas, borbotones de ostiones y la marea se detuvo.
De que habla señor?... repliqué.... De que habla señor?
Aprovechando su conmoción susurrándole volví a preguntarle de que época datan estas mesas ?...ahora el estaba impresionado púes no me conmoví con su estado de ánimo.
Dio tres pasos hacia atrás, me miró detenidamente un momento... solo lo mire fijo y se retiró.
El secreto del nacimiento de esta intriga no fue develado....
Ocurrencia de merodeador de escenarios añejos...dejé el billete en la mesa...frío día de mayo turbulento... azul onírico se me vino a los ojos.
Acto IV
No alcanzaba, el calor del desayuno...ni el color de los recuerdos no hay propina para el día... la muerte la deje por ahí dormitando unas horas más...
La vida es...un traspaso, el acceso indefinido al conocimiento. O es tal vez el destino una puerta incierta, el camino se detiene pidiendo tiempo y en él vamos dejando momentos gratos, ásperos, vamos rellenando de recuerdos nuestras tazas de café...
Somos la ruta... el destino... somos solo somos...La taza...
Las mesas tal vez simbolicen los días, meses, años...
Tableros de ajedrez, café y peones de los días, figura ponencial de los transeúntes por aquellos bodegones.
Ellos, derrochadores de sus estados comparten sus ciclos con Nouriel Rubini.
El buen café los reanima a deslizar y contornear nombres de amores en sus habituales móviles.
Aquí sirven extraños brebajes, estos provocan que la sustancia se reincorpore en sus gélidos cuerpos.
Me quedé mirando desde la puerta alguna mesa vacía de sinceridades paralelas y con determinación caminé apresuradamente hasta el baño.Dicen que soy obsesivo con mis manos, a todo esto prefiero el jabón liquido, sequé mis extremidades, y con regocijo oriné mis inquietudes sobre un obsceno mingitorio. Higienicé mis manos una vez más.
De vuelta al salón sobre un giro de talón encontré todas las mesas ocupadas hora cúspide del desayuno y sus ejecutivos ensalmados dentro de sus notebook...saludé a los muchachos de la barra... no te quedas? me dijeron .-No, vuelvo mas tarde y me retiré...
Solo me detuve en una mesa, vi una figura “Estrella” clásica de un Degas realizadas con finos trazos de azúcar casi impalpable, al observar noté sus dedos, perfectas gubias. De sus filosas uñas sobresalía trazos rojos de pintura esmalte nacarada .Ella notó mi indiscreción, mis ojos me delataron, sonreí delicadamente y salí...como salen los pájaros de su de pajarera a la libertad.
Acto V...
Miércoles de tantos miércoles...
Buen día y repetí con mas ánimo el latiguillo, regué de optimismo el salón.
Me apresuré a tomar asilo, sólo quedaban dos mesas.
Llamé al mozo al parecer zarandearon al antiguo empleado.
Naciente sol, oriente nos regalaba una joven de figura determinada tal vez unos 30 años, sus cabellos castaños, sueltos, libres como los movimientos de sus senos, sus labios pintados...de color carmesí.
Al parecer fui muy evidente al mirarles sus pechos...pasado el lapso de lazos, rasgos y nudos pensé “La arena domina las burbujas del mar”...
Censando el sitiado terreno, cada mesa una taza, una cara dos manos y sus ojos extinguidos.
Un tipo con cara de austeridad se arrimó a mi, sentándose en una silla enfrentada a la mía me dijo -te molesta que ocupe esta mesa contigo, no hay mas disponible...lo mire con cara de y bueno, que vamos hacer un voto es un voto...
Me llamo Alberto soy un perfecto tipo mortal como cualquiera, pero sé un secreto de los bares... lo mire sin decirle nada más que un ¿y? Ellos ahorran en el café, ponen leche aguada y poco de café...yo lo pido más café que leche, argumentó.
Ella aparece, con sus manos ajustándose su pantalón a su cintura, está decidida a tomar nuestro pedido de memoria.
Dotada de hermosura e imperfecta voz de mujer...Muriel...eso decía su cartelito indicativo, abrió sus labios. Admirando sus extremos lancé un suspiro....
Dos desayunos, ambos más café que leche, dos medialunas saladas y abundante soda .Ya no hubo más opción.
En el mismo espacio expiré, obstruyendo toda comunicación con este mortal.
Observé detenidamente la mesa en búsqueda de nuevas marcas, en un lateral encontré una frase extensa escrita con bolígrafo trazo grueso color... casi imperceptible .Solo encontré las hendiduras de las letras tomé una servilleta un lápiz y froté suavemente sobre esa parte, ahí apareció esta frase...
Recordarás nombres que tal vez te nombran.
Se resecará tu garganta de solo recordarla.
Mírate bien piel morena, me gusta tu aroma.
Cuándo terminé de rozar el lápiz en la servilleta mi cara fue de gran desconcierto ¡que habilidad la mía!...Encontrar estas palabras retóricas como diagnósticos de un agnóstico...tal vez.
Acto VI
Dándole tiempo a su vejiga di tiempo al hueco di tiempo al...
Esperé que Alberto se levantara, tomé otras servilletas y realicé la misma operación en toda esta llanura de maderas y tarugos.
Con las frases que acopié trate de darles algún significado y este tal vez sea el mensaje:
En un laberinto de soledad, donde me gusta entrar y salir.
Camino como vagabundo, lento, solo para verte.
A veces en mi balcón, me obligo a preguntarme del mañana.
La respuesta es, sólo un transporte de más preguntas.
Por que un hombre quiere transcender?
Hay de ti llama indómita. Tú no sabes de persuasión.
Tu solo te consumes y en ti, mundo, no quiero estar.
Como vagabundo…Parafraseo a Sartre.
Camino lento, sin prestarte atención... Mundo.
Me bajé de ti, porque te consumes…y tu inercia nos arrastra.
Tengo reservas de conocimientos, es lo único que llevo conmigo
Por eso me resguardo de ti… Mundo.
Recordaras nombres, que tal vez te nombran.
Se resecará tu garganta de solo recordarla.
Mírate bien piel morena, me gusta tu aroma.
A todo esto ya era demasiado tarde para ser tarde.
Espere ser noche... y me fui... a donde van los que tienen necesidades con el infinito....
Acto VII
Viernes de tantos viernes cómplices de ser humeantes
Caminé oblicuo emprolijando mi desprolijidad.
Una mesa libre, adherida a una columna espejada, daba tiempo en mi tiempo, ella aguardaba sosteniendo la esquina.
La silla me habló...extrañaba tu abrigo... le sonreí.
Sé que me miras, no tengo un acuario decente, ni tengo dulces como otra gente. Aún así no te resignas a perderme de tu vista.
Entre tanta gente tratándose de confundir insistí en seguir en mis cosas y así continué demorándome unas horas más.
Llamé a la moza por su nombre -Muriel puedes venir .Ella se acercó
como gatita ronroneándome .A mi oído balbuceo su fuego -llámame Mimi... Woo exclamé... Mis perros aullaban a la distancia...fuera del tiempo...dentro de mi cuerpo.
Por favor Mimi...tráeme un café corto, discreto de rumores y un trozo de biscochuelo de hojuelas de noticias de mañana... Gracias.
Reservándome un comentario, giré mi cabeza en un arrebato buscando una sonrisa cómplice de viernes.
Injustificablemente vi y escuche a Ana, su voz disipada, trémula, leí sus labios y temblé al saber que sería de ella...
Hice un juego de palabras con sus devengadas palabras... Pensamientos de un buscador de ingenuidades.
Una ballena austral al norte de Groenlandia...
Mis tobillos cubiertos de arena del olvido.
No quiero perderte norte en el mismo sur de mi presente.
Somos tan frágiles cuando nos enduremos.
Una aplanadora a treintas pasos
hace temblar mis pies, sé que vienen por mi.
A las horas puestas las horas muertas, las hojas eternas de la muerte.
Antiguos recuerdos, antiguos otoños han compostado, han tiernizado palabras muertas de horas desiertas en un fértil resurgimiento...
Un vomito sagrado.
Insistí en llamarte, tu contestador se quejaba de mis mensajes.
Encendí un cigarro, el aroma a pasado se impregnaba en mi, prendí las luces para el viaje, discípulo del temor, inflar un globo y no saber donde ir.
De reojo miré por el espejo sus ojos, ellos exponían la impaciencia de las horas que habrían de venir. Sus ojos mostraban una ecografía cierta del sol, las nubes, las estrellas, el agua de mar y el coral de su piel, enmarcados en la sal que mañana recubrirá sus sentidos.
A vuelo de pájaro las lenguas azotaban a mi vecina, la lengua se agotaba, sus labios cansados suavizaban los labios de otro en su destierro antinatural.
Mañana veré los obituarios buscando su nombre....
Acto VIII
Buen día Mimi buen día a todas, buen día a todos...
Lo de siempre....ella se aproxima a mí levitando y suspirándome me dice estas al descubierto.
Amanecí amnésico con fisuras en la tierra de Adán.
Del cielo de Santa Inés partió un triangulo isósceles, Júpiter, Venus y Mercurio formándose, y un poco más abajo deambula el solitario Marte adolescente.
Un gesto de abducción y me senté en una simple silla con marcas de resentimiento de antiguos cigarrillos. Es la última mesa que permanece sin registrar
El cielo se calzó el pijama gris con detalle de arco iris.
Una sombra se cuela por la pared, ella pasea ondeándose y se refrega en su propia tenebrosidad.
Alteración del ectoplasma y empieza a llover en mi ciudad....
Cuenta regresiva en forma aleatoria.
Giro sobre los elementos, en un rayo cegador.
En este bar contra el vidrio o desde una roca en la empinada cordillera, cayendo en picada con o sin el paracaídas voy hacia ti.
Soy susurro, silencioso rumor que te somete a los impulsos del deseo de estar conmigo nena.
Desde el Discovery, andar en bicicleta, montar a caballo como Camelot, puedo ser tu dios.
Puedo al pasar... decirte cosas que te harán arder, arder la piel nena.
En el desierto, en la punta de la hostia, puedo ser... el lobo o el hombre de tu historia
El que susurra tu ausencia.... M.A.L...
No recuerdo haber suscrito esta mesa como las anteriores que he leído.
Mimi por favor alcánzame el diario íntimo de esta candente ciudad.
El bar permanece en penumbra los días de ferias.
Mis dedos crujen al son de cada vuelta de página...
Me encanta leer los policiales primeramente asegurándome que ningún conocido halla caído en manos de los rati (como vulgarmente le llamamos a los policías)
Rosario... Llora a Ana Monsanto de 35 años hija del acaudalado corredor de bolsa de nuestra ciudad Juan Pedro Monsanto Carrera. Ella apareció muerta en su departamento victima de su depresión al parecer una sobredosis de blandos psicotrópicos terminó con su trágica existencia.
Al momento de la foto para el sumario su rostro poseía una tenue sonrisa cómplice...a su alrededor ya se cuentan historias...
Ella fue la amante de un poeta desconocido del que sólo se conoció sus iniciales M.A.L. este falleció hace 20 años, un incendio en su domicilio lo lapidó.
Sus anaqueles llenos de ira y novelas sin terminar tuvieron la misma fortuna que las brujas de Salem.
De este sujeto únicamente se conoció la mitad de una hoja que permaneció en su mano izquierda a salvo de su delirio y la efervescencia de la combustión. No hubo luces, ni claridad, únicamente una chispa, brasas y el rescoldo de palabras pidiendo auxilio...
Sobran luces en la habitación extinta.
Sobra tinta y brazos en la casa abierta ...desierta.
Sobra todo menos tu ausencia.
La esencia de mi esencia...
Eclipse de letras detrás las imágenes muertas...
Suponemos que estaba buscando frases que dieran un golpe de efecto que despertaran al lector. Al parecer a este sujeto le gustaba estar a altas horas de la noche a la luz de las velas para crearse sinfines de matices del siglo XVIII
Soy ciruja, catador de tus besos
Penumbra...luz brillante
Soy propuesta, ensayo, poema,
Soy piano, guitarra, tambor.
Rózame nena
Te daré melodías sonidos a tu vida
Soy apretón de manos o beso apasionado.
Soy eclipse parcial o lluvia torrencial.
Puedo ser la barrera o la locomotora de esta cosmovisión.
Acechándote o amándote nena
Ante todo estoy aquí reclamando
lo que ya es mío por voluntad de los dos.
Ardiendo, ardiendo nuestros cuerpos ya...
Estamos en distintos sitios,
estamos aunados,
amándonos nena
sígueme sigue amándome
Ana armada de pasión, sus manos rehílan. Una palabra disparada, su boca hirviente...
Ella y yo estamos bailamos sobre la constelación de Orión.