Pachuco

Mañana es el día de tu muerte

No pudieron las vueltas y los giros
de la sierpe del asfalto citadino
conseguir que exhalaras un suspiro
y olvidaras como todos el destino

 

Fueron noches maduras en rincones
donde el frío te ha forjado las espaldas
el duro cemento te ha bordado los riñones
las cuchillas se ensañaron en mil marcas

 

Es tuyo el mundo con sus calles, con sus grietas
se te ha dado como obsequio, cual herencia
las basuras, desperdicios, las mil penas
no ser notado, vivir escondido es tu ciencia

 

quieren sacarte del paisaje cotidiano
pues ahuyentas a los miles de turistas
que solo quieren filmar a los indianos
y que tú, con tus greñas desubicas

 

sabes que mañana es el día de tu muerte
ayer por ti doblaron campanas funerarias
hoy cadáver en vida arrastras tus piltrafas
y siempre fue el sepulcro tu única esperanza

 

No son las calles las que te extravían
ni la indiferencia de la gente que te mata
es esa existencia que resume agonía
donde el impulso vital es lo que falta

 

Incapaz de saltar del puente al infinito,
no quisiste liberar tu carne lacerada
prefieres inmolarte a diario como un rito
en cada aurora que la escarcha te regala

 

tal vez sabremos darte sepultura
en medio de escabrosa geografía
tendido en una cama fria y dura
con una identidad desconocida

 

De almohada te regalaremos el brillo
de las nieves perpetuas que divisas
el viento te dará peine sencillo
y engalanará tu muerte con sus brisas

 

eres el paria de hoy, el perro en celo
molestia de la gente que camina
tu rostro tumefacto no toleran
la vista de tu cuerpo los lastima

 

el ornato exige que estés muerto
cesando de enturbiar nuestras esquinas
haznos el favor de desaparecer
con el tono de estación, tu no combinas

 

fue error el que nacieras de mujer
una burla a las expectativas
eras cadáver antes de nacer y ayer
un payaso prendido a las cornisas

 

tu partida será de gran alivio
aunque otro venga en tu reemplazo
eres uno y eres todos y el olvido
no permite que podamos separarlos

 

mendigo de ciudad, llaga viviente
eres el cuco del cuento de los niños
solo los perros soportan tu presencia
y marchan junto a ti, al infinito


(Ciudad de Nuestra Señora de La Paz)