El silencio de mi alma me lleva a tu recuerdos, tardes de amor sublime a la orilla del mar, mar, bravío como tu pasión, fuerte como tus abrazos, suave como tus caricias, dulce como tus besos.
Recuerdos que me traen momentos mágicos entre olas, riscos y acantilados poblados de frailecillos, que pasean sus pececillos por encima de nuestras cabezas, mientras, tus labios me devoran, tus manos acarician mi cuerpo desnudo, mis brazos aprisionan tu cintura, y mis manos, juegan dando pellizquitos en tus nalgas con suavidad,
Va cayendo la tarde, en el infinito del mar, comienza la puesta de sol, tus ojos brillan, con un brillo especial, brillo embriagador, tus pechos de caracolas se calvan en mi pecho, mi lengua busca la tuya con hambre de siete días, tus gemidos se confunden con los míos tu vientre vibra con espasmos vertiginosos entro en ti con suavidad con dulzura con miedo de interrumpir tu ajetreado viaje estamos llegando al estaxis a lo más alto al infinito al final del viaje.
Queda el silencio, el silencio de mi alma que me lleva a tu recuerdo, el silencio que te dice sin palabras, cuanto te amo.
Autor Joaquín Méndez. Reservados los derechos. 23/09/2010.