Me he encontrado en un jardín de oriente con una pequeña flor, me mira, la miro, con su tenue voz me canta, me habla, me dice que me estaba esperando, que al ver que no llegaba casi se dobla;
ya la he recogido y la he puesto entre mis manos, y mientras la sujeto a mi pecho siento su latir besando el mío, siento su olor, su dolor, su mismo calor fraguando campanas verdes (como su tallo) a la altura de mi pecho, y me acaricia y un beso toca el techo de mi alma, y me acaricia y grita pistilos que se dejan caer en mis dedos, petalos claros como la nube clara matutina que cubre mi luz por un momento, soy su sol, o mas bien ella es el mio.
Bella flor que te he buscado en el norte y el poniente y que ni en el sur sino en el oriente te encontrado, cuando me vaya dame una de tus hojas escribe con tu vida y luz clara y verde uno que otro verso que guardas en tu alma flora.
Gozo al mirarte mi pequeño amanecer, que entre tus brazos me siento bebe protegido arropado bajo tu risa, tu mirada, tu vida, y te imagino pura clara y llena de luz, llena de esplendor, de esa pureza que caracteriza tus lágrimas tuyas que lloran conmigo, te digo, que ahora más que nunca he descubiero una flor, la cual amo, amo profundamente.