entre millares de grillos que gritan al unísono
saul yurkievich
hay uno que te canta
Como cambian mis manos
al recordar las tuyas
que caminaban lento sobre mis piernas
deteniéndose sólo un momento
sobre mi sexo dormido…
¿es extraño el ayer cuándo es remordimiento?
Y es más raro lo sé
cuando abordo algún metro
(pues no voy a verte)
Tu dirección ha muerto.
¡Te esperaba –en fin-¡
Y no me muerde el tiempo
justo aquí donde hoy te
escribo lento…
(a las puertas de la panadería “el globo”)
Aquí en Ecatepec
donde aún –la llama es desconcierto-
…por eso mis manos cambian
de este calor al viento.