Buscando a solas y en silencio
el misterio que encierra aquel
recuerdo vivido del ayer,
enorme silencio que guarda
como filo de espada
punzante y cortante,
que hasta el aire rompe
tan solo al sentir
tremendo mandoble
de años transcurrir,
recuerdo inefable
como rayo estridente
y noble que cimbra
mi existir.
Navegante en tronco de roble
enramado de virtudes nacientes
del sentimiento abstracto
compulsivo del humano arcano,
que retoma el silencio en sus manos
convirtiendolo en música
para mi alma y mis labios.
El silencio que no miente
que se desgaja entre miradas,
no buscando ser tonada
de matices insanos,
rodando en laderas
de pálidas nieves
cementerio de los secretos
mas lejanos.
En campo de fumarolas
exhalando el suspiro
de la madre tierra,
como extirpando
los mas breves instantes
de mi huella y tu huella
en esta dolida tierra,
generadora de vida
secretos escondidos
en las arenas del tiempo,
que cubren y opacan
vestigios de mi silencio
arcaico en desconcierto.
La luz primaria de sueños lejanos
sueños promovidos por tus labios,
en el existir transferible
a la mente y al alma.
días de mis noches
noches de mis días,
entresijo de versos
fundidos de esta vivencia
extraña y poco o nada
condescendiente,
de mente y alma
encallada en río
apacible de aguas claras.
Viajero sediento
de momentos
presentes, pasados
y futuros inciertos,
forjando hierro
forjando acero
forjando cicatrices
y sueños venideros.
autor: Adolfo Casas C