Daniel Pirotto

Decir que te he besado

Me sabe a sal nunca haberte besado,
no conocer el tobogán
resbaloso de tu lengua,
no haber dormido aún en la cuna de tus labios
y no haber jamás probado
el azúcar de tu boca.

Tu boca, cofre de encantos
con su cerco de perlas blancas y su corazón de frutilla,
con su marea tibia de néctares y mieles
y su misterio hipnótico subyugándome.

Me acercaré algún día lentamente
por los campos de algodón de tus mejillas,
perderé el sentido al sentir tus comisuras
y borracho aún después del clímax
podré decir:
yo
la he besado.