Llevo en mis manos abiertas
un trozo de libertad
para posarla en los labios
que me prohibieron besar.
Llevo en la mente ausencias
para poderlas llenar
de recuerdos que quedaron
en un segundo lugar.
Llevo pegada a la espalda
el dolor de la ocasión
que escapó por un segundo
de mala meditación.
Llevo un perdón sin fronteras
para aquellos que ofendí
y un manojo de banderas
con los nombres que perdí.
Llevo en un cesto la calma
para venderla a mis miedos
y un frasco de soledad
para barullos inciertos.
Hoy yo llevo tantas cosas,
a las que otros llaman canas,
a las yo llamo experiencia...
Cuando la vida se traba.