Entre tú y yo
se interpone la inmensidad clandestina
de cielos infinitos y de siete mares perlados,
te miro y veo frente a mí
una empinada cuesta arriba
y un abismo en el que estás tú del otro lado.
Entre tú y yo
se funden bahías de soledad
y mil constelaciones intermitentes en el tiempo,
de a poco se me va la vida por querer amarte más
en viajes inmortales con destino a veinte inviernos.
Mi corazón te mira ya rebalsado de pena
a través de una neblina de sueños rotos,
a la orilla de tantas tardes seguí a la espera
del día en que tu belleza se adueñe de todo.
Mi obesesión se refugia en el universo que nos separa,
con la urgencia de verte para volver a repirar,
todo mi ser tembló por tempestades de calma
al recibir el impacto tan dulce de tu mirar.
Mi reflejo en tus ojos me devolvió la sonrisa
y de repente la distancia fue sólo un suspiro,
desperté al fin una mañana de felicidad tardía
cuando percibí tu corazón tan cerca del mío.
Ceci Ailín