Ha llegado el ocaso
Y el reloj sigue su curso ahora mas entristecido
Moviendo sus manecillas melancólicamente
Anunciando que poco a poco se disuelve la luz
Llenando de nostalgia el pragmático paisaje
No es algo que se sabe, solo se presiente
Quizás, aquel sol hubiese sido algún ser querido
Que murió trágicamente
E el límite de lo infinito y absurdo
Trayendo consigo la oscura nada con olor a formol
Como si entre la vida y la muerte
Este ocaso fuese tan solo un peaje de la vía
Intermitente de desdichas y dolores
He atado esta alma loca
Aun llena de heridas vivas de alegrías y amores
De llantos innecesarios y estúpidos recuerdos…
El cielo ya se ha teñido de negro
Mientras los gatos pardos se disponen a salir
Tras la sombra del misterio y agobiados por el silencio absoluto.