Quiero decir
que esta sana estancia de los días
merece la humilde compañía de la voz de la razón
la Razón que señala indiscutiblemente
lo justo, lo noble, lo bueno
aún a merced de recibir algún tipo de odio o rencor
por aquellas mezquinas soledades
que acaparan todo para sí
y atormentan su presente
con recuerdos ausentes de un pasado
sin gloria y lleno de magras experiencias
que no supieron vencer
y así poder conocer el sentido de la vida
que muestra su grandeza cada día
en la sonrisa de un niño, un anciano, un amigo
porque todos avanzamos un mismo camino
pero pocos se asombran por el transcurrir de sus días
como el niño...