¡Vamos, mi bien! ¿Qué ganas con dejarme
con este amoramedias irresuelto...?
Dime: ¿Es que acaso por desgracia he vuelto
del sentimiento tuyo a desligarme?
O ¿acaso me conviene resignarme,
a la deriva en este mar revuelto
-de mis amarras y del todo suelto-
a que te dignes nunca a rescatarme?