ANMAR

¡Tengo Sed...!

¡Tengo sed…!
y mis ojos se pierden
en el mágico cáliz,
que beberlo me provoca,
con ensueño y con fruición.
 
Dulce vino…
vino divino,
que destila de tu boca
y que gota a gota
se apodera de mi ser.
 
Ven …
Dame…
Acércalo a mi boca,
deja que se escurra
entre mis labios,
sin ninguna inhibición.
 
Que humedezca bien mis besos
y despierte mis deseos,
que sentir quiero su efecto,
llegando hasta mis huesos.
 
Embriaga mi aliento,
unge mi piel,
que se evapore
en mis senderos insaciables,
que levante el fuego,
que acorrale la palabra,
hasta volver…
loco de placer,
este mío corazón,
que flamea
bravío de pasión.