Son bellezas naturales,
son infusiones de versos,
que bebemos muy despacio
como el sabor de los besos.
Son palabras que desbordan
hacia fuera desde dentro
y una vez fuera se forman
dando vida al sentimiento.
Y el sentimiento se crea,
nacido de una semilla,
cualquier brisa lo alimenta
y tu musa te lo inspira.
Palabras que lleva el viento
y recogen los poetas;
las transforman en sus sueños
y las visten de belleza.
El poeta es artesano
con cincel y con martillo.
Su alma suplanta sus manos,
la pluma los utensilios.
Y plasmando sentimientos
y cincelando palabras
va creando su museo
para deleite del alma.
El poeta nunca muere,
y pervive en sus palabras
y el pensamiento se adhiere
eternamente a su magia.
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