Mientras la Luna ilumina el camino,
empieza y circular y hervir la cabeza;
¡oh! dulces recuerdos de la semana,
mientras nuestros cuerpos, emanaban,
sopores de aliento extremo, agradable,
el sentir como renacía el fuego de nuevo,
tras meses de lejanía y ausencia,
olvidado quedaba, solo faltaba verte,
y caer de nuevo encantado, gozoso,
cual mortal sucumbía de nuevo; ¡de nuevo!
al mortal hechizo, de sentir el calor,
transpirar tu aliento, probar la miel,
que salpicaba el viento al roce de los cuerpos.
Hoy mientras me adentro, en un antro,
y me dejo llevar por la música, y el baile,
recuerdo nítidamente, el fragoroso festejo,
de la semana pasada, donde, bailamos,
hasta fallecer, calmamos la sed, en alcohol
y sobretodo, la sed de tus labios y cuerpo.
Me dejo llevar `por los recuerdos, mientras
ávido recorría tu piel, entre las yemas
de los dedos, mientras mis labios recorrían,
quedamente, sigilosamente, tus pliegues,
tus oquedades, tus escondites, dejando,
bailar meticulosamente en comunión,
rítmicamente, los organismos, ardientes,
de deseos y quereres, extraviados, encontrados,
en una noche plena de entrega, calmando,
la soledad del tiempo, fundiendo los sentidos,
amalgamando los rincones intimos, soldando
dos cuerpos, dos almas, en un solo ser.