Hoy te veneran como diosa como redentora,
Como la más grande señora; Modelo de Virtud,
Antítesis de las pecadoras.
Diste tu vida por recibir al Salvador,
Al más grande Señor, que como Dios
Es dueño de todo el resplandor.
Pero tu desgracia fue igual
A la que hoy viven las religiosas,
En su amargura y siempre deseosas
De un placer que jamás llegara.
Solo el rezo en sus labios, Y en sus manos el rosario
Puede aplacar la angustia de ver marchitar
Un cuerpo que jamás supo amar.
Deseo que tu historia sea solo mentira
Que tal desgracia a tu existencia no llegara
Que el deseo jamás te dejara,
Y que por tus días solo corriera la vida.
La siempre virgen la jamás penetrada
Muerta en vida, por un hombre nunca tocada
Qué alegría que sea solo fantasía
Y que tu entrepierna vacía sea solo una ilusión.
La hoy búsqueda de perfección, te pone en un pedestal
Pero reconforta mi pensar que como humano diste a tus hermanos
El goce de poderte amar.