En camino por la calle de un pintoresco pueblo,
me encuentro, con la silueta, entre bruma;
de la luna, en forma de un gajo de naranja,
iluminando tenuemente, el camino del andante,
a través del tiempo soñando despierto, con el ayer,
cuando gozoso, buscaba los mensajes, hoy perdidos
en el móvil, donde cada amanecer, cada anochecer,
sabía de tu alma y de tu ser, hoy a reinado el silencio,
la quietud, solo me adentro en el mar de sal,
que deja, en el recorrido por el desierto, la quietud,
del mortal sentimiento llamado incertidumbre
donde salen pesadillas del corazón, al estar mudo
sordo y ciego, el cielo, que no permite tener quietud,
adueñándose las pesadillas, emanadas del silente,
y adormecido celular que no recibe noticias de ti.