Con la punta de tus dedos
tocaste mi alma desnuda.
Revolcaste los senderos,
de esta mi pasión aguda.
Es profundo el sentimiento.
La pasión en pleno olvido.
Con locura, contra el viento.
Con el fuego en lo vivido.
Tus besos quemaron mi piel
y tus labios mis esquinas.
Con sabor, sabor de miel
fue mojando mis colinas.
Se derramo todo entero,
se adentro poco a poco.
Entretubo todo el fuego
y lo sacio como loco.
No frene yo su calor
lo queria devorar.
No queria él acabar,
pues tenia un gran valor
al mi cuerpo devorar.
Una vez estubo dentro
posellendome entera.
Se abrio fuego lento, lento
y quemo mi primavera.
Me hice diosa de sus labios,
me hice diosa de su piel.
Le hice probar la hiel
que brotaba de los labios
del placer que es como miel
cuando vence los agravios.
Nos entregamos los dos
a una pasión sin frenos.
Y del olimpo en dos
calleron los fuertes truenos.
Una sentencia dictada
por los dioses del olimpo.
De diosa pase a ser humana.
Y eso si que no lo olvido.
Desde entonces cada noche
como diosa yo me entrego
lo hago sentir sin reproches
esta pasión y este fuego.
Y asi como sensual diosa
y él como fiel amado.
Me deshoja esta rosa;
él me ama y yo lo amo.