No importa si se tiene
o si se pierde,
el amor engorda
y eso se mantiene.
Cuando estás enamorado
se hacen cenas y salidas,
se comparten los helados,
la ensalada es utopía.
Se hacen pastas deliciosas
para llenar a nuestro hombre
y las mujeres somos diosas
porque no hay plato que sobre.
Por su parte ellos cocinan
para demostrar bravura,
carne roja en su rutina,
en parrilla alguna achura.
Y si nadie es cocinero
las vianditas del mercado,
la comida con los suegros
o un delivery apurado.
En la cama hay otra mesa,
predilecto el chocolate,
dulces, cremas o cerezas
que enloquezcan de remate.
Pero si el amor faltase,
si acaso se perdió
se comienza otra fase
y la dieta se acabó.
Otra vez con el helado
pero en vez de compartirlo
otra que a calzón quitado
lo comemos sin sentirlo.
Las frituras lo más rico
y no hay dulce que alcance,
la cerveza desde el pico
y la mano pa´ limpiarse.
Golosinas por doquier
o más bien sus papelitos,
papitas para comer
y no faltan los chizitos.
Qué locura el amor
que es dulce y salado,
sabe a tarta de limón
y también a emparedado.
No importa si se tiene
o si el amor se perdió,
la cosa es que engorda
y eso lo pruebo yo!
Pero si alguno se mofa
le aclaro al señor:
ni gorda ni fofa,
rellena de amor!