A Vanesa
El amanecer viene en abanico de gaviotas rosas
cubriendo el horizonte cobrizo de tus senos.
Henry
De paso firme,
Desciende el Agua que excita el Fuego
(relámpago humano en que nos convirtió la noche),
sin esconder su vestido de montaña festiva;
Trae consigo el amanecer que no terminamos.
Derrumba mis cimientos de cordura, hace cause en mis sentidos.
Mis manos huracàn de sangre, retumban entre tu sexo,
Mi pecho rompe la coraza de tu ausencia
y abre como cielo herido que te estalla en la boca.
Somos todo el aire que mueve las velas del mundo,
El magma que arde en las venas de Dios,
El Agua que inunda el infierno;
Diluvio instantáneo que ahoga los silencios del cosmos.
Somos eso que nos dio la vida, y nos la quitará esta noche,
Después de concluir el amanecer que no terminamos.