MARÍA DEL MAR

EL OLOR DEL VIENTO

Me olía el viento a ese hombre

descansando en el arado,

al cigarro de su boca

y a los callos de sus manos.

 

Me olía el viento a cosecha,

a matanza y a erales

pastando bajo la sombra

de los verdes olivares.

 

Me olía el viento a la sal

que sudaban nuestros mares

y a las redes que tejieron

pescadores temporales.

 

A cordero y a manteca,

a buena leche y buen vino;

me trajo aromas el viento

evocando al peregrino...

 

Hoy, el viento huele a humo

endureciendo los caminos

de esta España que hoy se quiebra

por un puñado de sitios

 

Por esta “mi piel de toro”

que está perdiendo bravío;

huelo el viento y ya me quema

tanta llama en desatino.

 

Hoy los aires de esta tierra

-un viento triste, me dijo-

están perdiendo su aroma

de tanto arder su equilibrio.

 

No huelo el viento y me duele

por abuelos, padres, hijos

que no tendrán un mañana

con paisajes variopintos.