En la laguna de tus ojos
vuelan las garsa blancas,
que comentan por el mundo
la hermosura de tu cuerpo.
A tu paso, la fragancia
con su estela de perfume,
dejando en la estancia
lo hermoso que tu luces.
Sienten envidia las estrella
por el candor de tu boca,
tu cadencia deja una huella
con tu voz melodiosa.
El titilar de luceros
te envían sabios mensajes,
que soy el amor mañanero
que aroma este paisaje.
Quiero decirte en silencio
y admirarte yo prefiero,
y estar sienpre cautivo
y decirte lo que yo te quiero.
Por: Manuel Palacios.