¿A qué me saben tus besos?
me pregunto yo esta tarde.
Son tan dulces y agradables,
que enseguida me embeleso.
Y nuestros labios se tienden
en la playa del deseo
del mar de nuestros anhelos
y en su arena se detienen.
Burbujas de olas –pasión-
sal de vida en nuestra piel,
espuma y resaca a la vez,
caracolas del amor.
Como las olas de playa
nuestros besos van y vienen
y de pronto se retienen
con mil suspiros en danza.
Y se doran a la luz
del sol que sienten por dentro.
Todo está en calma… silencio…
y arriba… un cielo azul.
Esos labios, que se funden,
y permanecen cerrados,
son besos apasionados,
que entre lenguas se confunden.
Es la magia del querer
la que conforma los besos.
Su sabor es un proceso
de querer o no querer.
¿A qué me saben tus besos?
me pregunto yo esta tarde.
Ven a mí, no te retrases,
que enseguida lo compruebo.
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