Tu cuerpo, taumatúrgica figura, Dios te hizo con esmerada vocación, un domingo, un domingo entero, el primer domingo te hizo, mujer. Tu cabello, ornamento perfecto, lluvias de mayo, arco iris que nace en tu cabeza y aterriza en tu cintura, privilegiada existencia.
Boca de pueblo en altitud restricta, tus ojos sol y luna, manicomio del tiempo. Tu pecho, cordillera dichosa, tus brazos alas siderales, tu pelvis, única patria mía... Tus pies ¡si tus pies! son tu problema ¿o el mío? lejos marcan sus huellas, lejos de mí, como la plenaria distante de la luz y la sombra, el ocaso.
LRL
25-5-2011