I
Todo comenzó ante su ausencia.
La carne: agua inmóvil en regazo de alma,
Presa inocente frente al acecho de la sed insaciable.
La piel intacta, fraguada en el yunque del ímpetu sin brida,
La mente blanquecina: inmensa bóveda de tragaluces diáfanos,
retinas divinas impuestas a los fulgores de verdad primigenia.
La alforja de amor: reloj de cuarzo rojo,
energizado por un hálito explosivo de cosmos.
El pie de árbol de vida hincado en piedra angular de ónice,
Ónice de emociones en tonos brillantes y puros,
La mansa fe virtuosa limpia de quimeras
Alimentada por ubres de esfinge guardián de paz.
Solaz encuentro del ser y la ausencia,
Fusión, génesis, evolución suprema,
Vida en expanciòn…
comienza el fin de la ausencia,
inicia la muerte…