De tinta mi sangre, fluyendo por verdes vías de jade,
que se derrame y tiña el amplio mar de carmesí,
ya que al caminar por el abismo solo merecí
ser de la desdicha y la tristeza singular cofrade;
Que tonto fui, al querer surcar el cielo cual albatros
e intentar mezclarme con el viento en su cruzada,
ahora veo que jamás alcanzare tan celestial morada
reservada solamente a los eternos astros;
Aun derrotado, del oscuro abismo he emergido
y he luchado para existir donde no es posible
llevando en mí pecho un corazón inflexible
que promete no rendirse y perecer erguido;
He visto al sol antes de ocultarse entintado de escarlata
y atestiguado como en la llanura las nubes desfallecen
y el estruendo de las aguas en el rio como si me dijesen
si entre carmines duerme el sol, roja la luna se levanta;
Se fue mi alma buscando quien le cante una canción,
aunque no creo que regrese le reservare un beso,
caricia que en los labios le dirá al oído con un verso
de tinta es la sangre que baña el jade de mi corazón.